¿Realidad? ¿Alguna vez has sentido como si se dieran la
cabeza contra un muro? Bueno a mí me pasa seguido. No me gustaría dar detalles
de lo que exactamente sucedió por el simple hecho de que no es necesario, pero
mientras comíamos lo sentí. Debo decir que duele, es como si es tiempo se
detuviera un momento para condensarse ahí y dejarnos sin aliento por mínimos
cinco segundos para pensar y repensar si las cosas realmente están sucediendo así.
Es como un balde de agua fría cayendo directamente en tu conciencia diciéndote abrir
los ojos de la peor forma imaginable para una persona. Son sensaciones totalmente
raras pero al fin y al cabo existen por algo. Para hacerte ver que el arcoíris
tarde temprano termina, porque no es más que un milagro natural que parece perfecto,
que embellece el mundo, el cielo, la vida por bastos diez minutos después de
una tormenta, pero siempre sabes que tarde o temprano se va y que la lluvia y
la tormenta tienen que volver nuevamente para retomar un equilibrio, porque al
fin y al cabo de eso se trata la vida, de equilibrio. Al final de él no hay
olla de oro como suelen decir, no hay fortuna, no hay esperanza no hay nada,
solo hay un final y un nuevo porvenir. Y hoy me doy cuenta de que fuiste eso
para mí. Un vasto arcoíris después de una gran tormenta en mi corazón donde no
hubo heridos solo este cuerpo que no vale la pena mencionar. Lo bueno es que no
eres fuego y no dejaras cenizas, no me quemaste porque no hubo pasión y no eres
amor porque el amor es otra cosa que no conoces y no vas a conocer jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario